El 3 de junio de 1931, nace en Birán, municipio holguinero de Cueto, el General de Ejército Raúl Modesto Castro Ruz, ese cubano entero que arriba a los 90 con la satisfacción del deber cumplido y siempre con el pie en el estribo para defender a la Patria, la Revolución y el Socialismo.
En Todo el tiempo de los cedros, la periodista e investigadora Katiuska Blanco aprehende el recuerdo que, de aquel día de alumbramiento, guardó en su imaginación Fidel, de entonces cuatro años:
Revivía a don Ángel dándole vueltas entre las manos al sombrero para aquietar la alarma porque ya aclaraba y su esposa, Lina, aún no paría. Entre los ruidos cotidianos del batey la comadrona Isidra pasaba a ratos con una expresión de desconcierto.
Por fin, “a la una en punto de la tarde, escucharon el llanto del recién nacido. Isidra dio la buena noticia con una sonrisa amplia: “Ambos están a salvo”.
El siempre presente Eusebio Leal retrató con verbo ardoroso al niño a quien el hermano insurrecto fue a buscar al hogar y desde entonces le creió, a modo de continuidad, una vocación que trascendió lo puramente fraternal.
En síntesis del tiempo, describió a Raúl como “el adolescente de la bandera del día glorioso del entierro de la Constitución; el más joven que aparece en la foto del Moncada, el creador del Segundo Frente; el primero en entrar en el cuartel Moncada, cumpliendo la orden de Fidel; el que arrebató de la pared, pisoteó el retrato del dictador”.
Con admiración y amor, el Historiador de La Habana se refirió al hombre que “teniendo a Fidel y a Vilma enfermos, asumió la difícil conducción del Estado y del Partido, que dejó el Estado ordenado y organizado y supo hallar, en la masa de los dirigentes del Partido al joven Presidente Miguel Díaz-Canel”.
Es ese Díaz-Canel quien, al asumir en relevo generacional la primera secretaría del Partido el pasado mes de abril, aseguró que el General de Ejército “estará siempre presente, bien al tanto de todo, combatiendo con energía, aportando ideas y propósitos a la causa revolucionaria, a través de sus consejos, su orientación y su alerta ante cualquier error o deficiencia, presto a enfrentar al imperialismo como el primero con su fusil en la vanguardia del combate”.
(Nayda Sanzo /ACN)